Las personas que se conocen y que poco a poco han ido desarrollando un grado de madurez, son personas que tienen tolerancia a la frustración, y que reconocen que no todos y todo tiene que ser a su manera.

Por ejemplo, son capaces de ser pacientes con retrasos razonables. Aprenden que pueden considerar las ideas de los demás, sin abandonar las suyas. Y en especial reconocen que hay cosas que tienen que aceptar, al no poder cambiar a otras personas.
Esta forma de relacionarse consigo mismo y con los demás es un objetivo de la recuperación de las adicciones.