Uno de los focos rojos que pueden señalar un posible consumo de alcohol y drogas son los cambios en los hábitos de sueño. Su consumo provoca cambios en el cerebro, alterando el ciclo de sueño, además de producir ansiedad que en ocasiones hace difícil poder dormir.

Si tu hijo es adolescente y está durmiendo de más o muy poco, puede ser un indicio de consumo. Sin embargo, es importante que antes de acusar o reclamar puedas encontrar otras señales.