Para muchos familiares de una persona con adicción resulta desgastante tratar de hacerle ver a quien consume, que tiene un problema y requiere de ayuda especializada.

Por ello el trabajo con la familia es fundamental; trabajar con sus emociones de frustración, enojo y tristeza, para que independientemente si la persona con adicción recibe ayuda o no, deja de consumir o no, la familia pueda estar lo mejor posible emocionalmente.
En ocasiones es esto lo que motiva a la otra persona a pedir ayuda por sí mismo.