¿Te has preguntado qué nos hace iguales como personas? Más allá de nuestra edad, experiencias e incluso género, tenemos un “corazón”; sentimos emociones similares que al compartirlas nos consuelan, nos dan ánimo y nos recuerdan que somos seres humanos sensibles.

Compartir el “corazón” hablar de nuestros miedos, dolores, de aquello que nos ilusiona, con alguien que tiene el deseo de escuchar resulta reconfortante, por esto es que los grupos de ayuda mutua funcionan, la base de los mismos está en compartir sus emociones en un lugar seguro donde no serán juzgados y en donde otros han vivido situaciones similares con las que se pueden identificar.

Además al compartir nuestras emociones, también nos volvemos más sensibles y empáticos con los sentimientos de los demás, de esta forma podemos mejorar nuestra relación con otros y con nosotros mismos.