Este es un sentimiento común en la familia que convive con una persona con adicción. Cuando pareciera que ha disminuido su consumo, que ha reconocido que tiene un problema y que hace el firme propósito de ya no generar problemas, viene la decepción, vuelve a consumir, aparecen los mismos o nuevos problemas aumentando la frustración y el enojo de la familia.

Entender que tu familiar o amigo no puede controlar su consumo te ayuda a poder desprenderte emocionalmente (http://bit.ly/1F9t9dN) de su conducta y trabajar en tu bienestar independientemente de que él acepte ayuda o no.