Comúnmente conocemos los efectos a nivel cardiaco y respiratorio por el consumo de tabaco. Sin embargo diversos especialistas informan que fumar aumenta los niveles de homocisteína plasmática, factor de riesgo para la aparición de demencia.

Por otro lado acelera la aparición de arteriosclerosis, un endurecimiento de los vasos sanguíneos del corazón y cerebro que puede privar a las neuronas del oxígeno necesario para crear nuevas conexiones neuronales, o desgastar las ya existentes como sucede en la enfermedad de Alzheimer.