Tanto para la persona con adicción como para sus familiares, la enfermedad ha implicado múltiples pérdidas. No solamente de la salud física o emocional, o de cuestiones económicas; sino de metas, proyectos e ilusiones, que una vez se tuvieron pero que la adicción se llevó.Enfrentar estas pérdidas es doloroso, a algunos la negación los lleva a pensar que todo es perfecto, cuando en realidad hay una profunda nostalgia de aquello que “no fue” y que requiere de aceptación y atención para sanar este duelo. En la rehabilitación estos sueños perdidos pueden recuperarse. Sí bien no podemos cambiar el pasado, sí podemos, con apoyo, fortalecernos para construir una nuevos sueños que incluso no habíamos imaginado.

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