En las familias donde se sufre de adicción en uno de sus miembros, y en donde por lo general existe otro familiar con características codependientes, aparecen roles o actitudes en común que promueven la aparición de otros comportamientos que alimentan la dinámica disfuncional en los familiares.

A continuación te presentamos el triángulo o las tres posturas que son tomadas en la dinámica familiar con adicción:

Víctima

Esta persona se percibe a sí misma como víctima de las circunstancias, y de las personas a su alrededor. Culpabilizan a los demás de sus problemas y son incapaces de admitir responsabilidad sobre sus actos.

Como forma de control utilizan mucho la manipulación para generar sentimientos de culpa. Por lo general esta actitud es tomada por la persona que abusa de una droga, incluyendo el alcohol.

Perseguidor

El perseguidor está convencido de que hay una necesidad imperiosa de controlar a la persona con adicción y someterlo. De esta manera establece sus acciones con la idea falsa de tener que disciplinar, o controlar la conducta de los demás, lo que contribuye a la sensación de víctima en el consumidor. Puede llegar a comunicarse de forma agresiva.

 

Rescatador

El rescatador se impone la tarea de proteger a la persona con adicción de las consecuencias de su uso, y asume responsabilidades por él. Esto promueve que pierda la capacidad de aprender de las consecuencias de sus actos.

Por otro lado el rescatador alimenta en su interior, un profundo temor de que a la persona con adicción le pase algo.

Y aunque estos roles no son fijos y pueden ser tomados en diversas situaciones por un mismo miembro, por lo general interactúan los tres de forma simultánea. Por esto es que la recuperación debe incluir a los familiares de las personas con adicción, ya que a través de la conciencia y del apoyo especializado es que pueden romper estas actitudes que debilitan las relaciones familiares y perpetúan la dinámica adictiva.

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