Tu hijo espera y necesita que le pongas límites. Es decir, crea reglas claras para regular su conducta.

Por ejemplo, establece horarios para el estudio y recreación. Fija equitativamente tareas o actividades que tu hijo deba realizar en la casa, y enséñale que no cumplir las reglas tiene consecuencias. También es importante que al determinar sanciones lo hagas de forma firme y con muy pocas excepciones, ya que de lo contrario creas confusión y pérdida del respeto a la autoridad.