Una adecuada educación emocional puede ser un factor de protección para el consumo de drogas, incluyendo el alcohol. Desde la infancia ésta puede promoverse en la familia de formas sencillas. Por ejemplo: en el cuarto de tus hijos puedes pegar imágenes de caras con las diversas emociones, y poco a poco ir enseñándoles los gestos de las mismas, o cómo se sienten en el cuerpo.

Por lo menos una vez al día trata de preguntarles qué emoción sienten y por qué, el que ellos vayan identificándolas y nombrándolas les ayudará a poder manejarlas mejor. De igual manera, intenta hablarles diario de los sentimientos de forma natural: “Estoy enojada porque me tocó mucho tráfico”, “Que feliz me hizo esto….”, etc.

Recuerda que como papá puedes ser modelo de inteligencia emocional y proteger a tus hijos del consumo de drogas, incluyendo el alcohol y el tabaco.