¿Qué es lo que no estoy dispuesto a seguir sintiendo, haciendo o pensando?
De la respuesta a esta pregunta proviene el establecimiento de límites. Éstos son la forma en que una persona hace saber a otra sus necesidades y derechos; es el compromiso que realiza consigo misma. En la adicción, por lo general la falta de límites deriva del temor de hacerse responsable cada uno de sus actos.
Establecerlos no implica distanciarse por falta de amor, sino amarse a sí mismo y desprenderse de la otra persona.