Este refrán popular que dice: “Que los “borrachos” y los niños siempre dicen la verdad” en realidad es un reflejo de la dificultad que algunas personas tienen para expresar sus emociones y necesidades de forma asertiva.

Tener que “tomar” o alcoholizarse para que por medio de los efectos inhibitorios del alcohol puedan decir la verdad, es depender de la sustancia. La educación emocional desde la niñez, promueve una expresión saludable y asertiva de las emociones y de las necesidades, es decir, expresar la “verdad” sin tener que recurrir al consumo de alcohol.