La impulsividad es uno de los factores que se han identificado de mayor riesgo para el desarrollo de una adicción. Esta característica de la personalidad tiene un componente genético que aunque no determina, sí influye en la actitud de la persona ante el consumo de drogas.

Existen programas que ofrecen estrategias para el manejo de la impulsividad, lo ideal es que éstos no se apliquen hasta que la persona esté en la adolescencia, donde la impulsividad puede agudizarse por los cambios fisiológicos, sino que se implementen desde la infancia para generar en la medida de lo posible habilidades para el manejo emocional, que prevengan el consumo de sustancias, incluyendo el alcohol.