No es raro y en especial en el lenguaje de los mexicanos que para referirnos a ciertas cosas hagamos uso de diminutivos.

Pero en el caso del consumo de sustancias, es común que para una forma de minimizarlo se diga: “vamos por una copita”, “¿quieres una cervecita?”, “un toquecito”, “un tequilita”, como si por hacerlo también se minimizaran las consecuencias por su abuso.
Y aunque sabemos que el problema no es el alcohol, sino quien abusa del mismo, podemos darnos cuenta de la forma en cómo nos referimos a él.