Al crecer en un hogar con adicción se desarrollan reglas de forma inconsciente que se trasmiten de generación en generación, y que sin darse cuenta lastiman a los miembros y relaciones que ellos establecen consigo mismo y los demás.

Cuando hablamos de reglas familiares nos referimos a actitudes o patrones de comportamiento que de hijos a padres son aprendidos con el ejemplo. Claudia Black, en su libro “Eso nunca me pasará a mí”, menciona tres de ellas que a continuación se describen:

”No hables”, “No confíes”, “No sientas”.

  • No hables”: la adicción en el hogar es percibida como un secreto que tiene que guardarse y de los problemas familiares no se puede hablar. Esto promueve la vergüenza, el aislamiento y la sensación de inadecuación en los miembros.

Además de la negación como mecanismo de defensa. No es raro escuchar que los familiares de las personas con adicción, duden de su percepción cuando aprendieron a “callar” los problemas en casa.

 

  • “No confíes”: los familiares de las personas con adicción, en especial los hijos creen que no se puede confiar en los demás ya que pueden lastimarte. Por lo tanto hay una tendencia a estar a la defensiva y a ser muy autosuficientes. 

Vivir de esta forma es doloroso, ya que dificulta establecer relaciones de manera íntima y significativa.

 

– “No sientas”: implica que reconocer y expresar los sentimientos no es importante. Los familiares, en especial los hijos tienen una dificultad para identificar sus emociones, esto contribuye a vivir en un malestar constante al cual difícilmente pueden ponerle nombre.

Cuando estas reglas no son modificadas a través de la conciencia y de una ayuda especializada, permanecen lastimando a las personas. Recuerda que la adicción es una enfermedad que también afecta a la familia, y que tiene solución.

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