Uno de los pasos del programa de Alcohólicos Anónimos dice: “Hicimos una lista de todas aquellas personas a quienes habíamos ofendido y estuvimos dispuestos a reparar el daño que les causamos”. Este paso implica reconocer con humildad que lastimamos a otras personas con nuestras acciones, más allá de si padecemos adicción o no.

Reparar el daño no siempre es fácil, en ocasiones no se puede hacer de forma directa, pero al hacerlo ponemos en paz situaciones del pasado que veníamos arrastrando. El paso no sólo puede restaurar las relaciones con los demás, sino que libera a la personas de culpas al reconocer y trabajar en sus defectos. Y aunque no formemos parte de un grupo de ayuda mutua, es un ejercicio que podemos llevar acabo.