Cuando una persona ingiere una copa, el 20% del alcohol presente en esa bebida es absorbido de forma inmediata a través de las paredes del estómago y pasa directamente a la sangre. El otro 80% es absorbido lentamente y también lo hace desde el intestino delgado para circular en la sangre.

Si la velocidad de ingestión y la cantidad tomada rebasan la capacidad de eliminación, se altera la coordinación muscular y el equilibrio, se obstaculizan la memoria y el juicio y se puede llegar a esta¬dos de intoxicación que ponen en riesgo la vida.