Una de las promesas que trae la recuperación de una adicción o dependencia, es la serenidad. Entendida como la actitud de aceptar la realidad y no depender emocionalmente de las personas.

Implica reconocer que sólo yo soy responsable de mi bienestar y que éste depende del cuidado que le dé a mis pensamientos y emociones. Las personas en recuperación la describen como la capacidad de poder estar satisfecho consigo mismo y así convivir y brindar lo mejor de uno hacia los demás.