Muchas personas en AA habrán observado que el candidato que tiene mayores probabilidades de éxito es aquel que lo necesita más desesperadamente. Su misma desesperación le da fuerza a sus empeños. Ha sido puesto contra la pared, y debe esforzarse por salir de su dilema, o morir. No hay otra alternativa.

Sólo el cobarde se da por vencido en su desesperación, y el alcohólico no puede ser un cobarde, pues si lo fuese, ya se habría rendido en la desigual batalla que ha ido librando mucho antes de que se hubiese desarrollado plenamente el alcoholismo.
Se necesita ser valiente para pelear de esta forma hasta llegar al arroyo, y se necesita ser valiente y estar desesperado para salir de él.