La introversión o tendencia al aislamiento, para pasar más tiempo consigo mismo, es una característica típica de la adolescencia.

Los cambios emocionales, unidos al momento de análisis que están viviendo con preguntas como: “¿Quién soy?, ¿qué quiero?, ¿adónde voy?” conducen a que el joven se «meta” en sí mismo y en su mundo. No le resulta fácil comprenderse y por eso piensa que los demás tampoco le comprenden. Esto lo desanima, duda de sí, se siente inseguro y todo ello contribuye a que se aísle. Estar presentes pero respetando ese proceso es una manera adecuada para reforzar su seguridad y apoyo.