La descripción que se le hace al alcohol como “lubricante social” implica reconocer que el mismo ayuda a la socialización de las personas. La pregunta que tendríamos que hacernos sería: ¿necesitamos del alcohol para convivir? Pareciera que sus efectos en la desinhibición ayudan a este propósito, lo preocupante es que un producto como el alcohol se convierta en un condicionante en la convivencia social y cultural. Esto nos lleva a cuestionarnos como sociedad: ¿cómo es nuestra relación con el alcohol?