Cuando se crece en un hogar con adicciones, la incertidumbre es constante, pareciera que la crisis está siempre a la vuelta de la esquina. A veces se piensa que estamos más a gusto sin emociones que con altas o bajas emocionales. Porque las altas no duran y las bajas por lo general se viven con gran angustia y ansiedad.

Por esto al inicio de la recuperación la alegría puede confundir a aquellos que no están acostumbrados a ella. Requiere tiempo reconocer que a pesar de la adicción de un familiar no todo es sufrimiento, y se puede disfrutar de la vida.