En ocasiones, en especial cuando somos adolescentes vemos a nuestros papás como adultos tensos que en ocasiones sólo regañan o exigen, y perdemos de vista la gran responsabilidad que tienen al educarnos. Una estrategia que puede ayudarte a mejorar la comprensión y relación con ellos, es imaginarlos de pequeños o jóvenes. Pregúntales: “¿Qué hacían cuando eran niños? ¿Qué les gustaba jugar? ¿Qué música escuchaban?” Conocerlos un poco más te ayudará a comprenderlos y a verlos más allá que como tus papás. Recuerda que una buena comunicación es la base de una familia sólida.