Para algunos usuarios de drogas, incluyendo el alcohol, su consumo tiene el fin de aliviar o mitigar estados emocionales desagradables o enfermedades. Esta forma de “automedicación” implica un riesgo para el desarrollo de una adicción.

Un ejemplo común es el uso de sedantes sin prescripción médica. Los pacientes por lo general se autoadministran la droga, su dosis y la frecuencia de uso, debido a que han generado una dependencia que va más allá del problema inicial que motivo su consumo.
¡Cuidado! No olvides que hay “remedios” pasajeros que pueden convertirse en enfermedades para toda la vida.