La cocaína, al estimular el sistema nervioso central, provoca una mayor frecuencia en los latidos del corazón y contrae los vasos sanguíneos. Ante este malestar la persona puede consumir la sustancia nuevamente para disminuir las molestias, generando mayor tolerancia a la misma y aumentando el riesgo de desarrollar una adicción. Además de tener problemas cardiovasculares, con consecuencias fatales como infartos al corazón.