Como seres humanos que somos y vivimos en sociedad nuestras acciones y decisiones tienen una repercusión primero en nosotros mismos y luego en quienes nos rodean, éstos a su vez influyen en las mismas personas con las que tienen contacto y de esta forma puede ocurrir un daño escalonado, como un beneficio. Desafortunadamente cuando se habla de consumo de drogas, la afectación no sólo es para quien abusa de las mismas, sino también para su familia. Por ejemplo, una esposa con actitudes codependientes afecta a sus hijos, éstos serán parejas y padres a la vez y quizá trasmitan la afectación; de igual forma un consumidor de drogas ilegales contribuye a la venta organizada que genera violencia e inseguridad en nuestro país. Pero, ahora pensemos de forma contraria, el bienestar también es trasmisible. Hemos escuchado que para generar un cambio para bien lo primero es empezar cambiándonos a nosotros mismos. Este fenómeno es fundamental para la recuperación en los grupos de ayuda mutua, quienes en su apertura afirman: “Estamos convencidos de que el alcoholismo es una enfermedad y que, frecuentemente, un cambio de actitud de la familia puede contribuir a la recuperación”. O “El cambio de nuestra actitud es de inmenso valor para el alcohólico y con frecuencia es el factor positivo que al fin lo impulsa a unirse a Alcohólicos Anónimos”. Y este cambio de actitud se concentra en acciones diarias y sencillas que favorecen nuestro estar con las demás personas. Y hoy con acciones sencillas y concretas puedes hacerlo. Si eres papá elige escuchar más tus hijos, si eres joven diles a tus papás que agradeces lo que hacen, en tu trabajo sé honesto, evita la crítica; de forma general intenta alimentar tu ambiente de actitudes positivas que te beneficien a ti y a los demás. Recuerda que las adicciones son un daño escalonado en la persona, sus familiares y la sociedad, pero también el beneficio se trasmite. Artículo para blog.