Algunas personas con adicción van de una adicción a otra, sustituyendo sustancias por conductas compulsivas, o por otras sustancias. Por ejemplo pueden dejar de consumir alcohol, pero empiezan a ejercitarse de forma compulsiva, o dejan de drogarse con sustancias ilícitas como la cocaína pero aumentan su consumo de alcohol. Otro ejemplo es cuando las personas con alcoholismo en recuperación olvidan que el tabaquismo también es una adicción que enferma. Muchos otros dejan de beber, pero en su lugar empiezan a desarrollar conductas tales como el juego compulsivo, el sexo compulsivo o la adicción al trabajo. A veces caen en la automedicación de pastillas tranquilizantes. ¿Por qué sucede? Una explicación a este fenómeno está dado por el cambio cerebral que produce el uso continuo de una droga, diríamos que más allá de la sustancia es el cerebro quien demanda mayor dopamina, un cerebro “adicto” buscará saciar esa necesidad a través de un comportamiento compulsivo u otra adicción. Por otro lado existe un componente genético que aumenta la predisposición de generar una adicción, con cualquier tipo de sustancia o conducta que provoque una estimulación en el centro de recompensa del cerebro. Sin embargo, más allá de la enfermedad cerebral, no hay que olvidar que en la adicción, la conducta de consumir excesivamente, es tan sólo el síntoma de un problema más profundo. Es a través del autodescubrimiento, la aceptación y la espiritualidad que se establecen los fundamentos para la recuperación. Cuando ésta no es llevada de forma profunda el síntoma solamente se trasforma consumiendo otra sustancia o teniendo otros comportamientos compulsivos.