Algunas veces pensamos que afectar a nuestros hijos únicamente está en función del descuido hacia ellos, pensamos que los hijos afectados son aquellos que sufren abandono o poca presencia de los padres, sin embrago el exceso de cuidados o sobreprotección también es dañino para el desarrollo. La sobreprotección implica un exceso de cuidado y dependencia hacia los padres. Sin embargo la sobreprotección puede disfrazarse de amor. Pero más que un amor lo que se va generando es una dependencia . ¿Cómo identificar la sobreprotección? Como padre puedes identificar si sobreproteges a tu hijo o hijos reflexionando estas preguntas sobre las actividades del día a día: ¿A quién le corresponde, a él o a mí? Cuando le corresponde a él, ¿yo le ayudo o termino haciéndolo? ¿Lo puede hacer por sí mismo? ¿Cuándo lo ayudo es una excepción o es una generalidad? Por otro lado entre las consecuencias de la sobreprotección se encuentran la falta de confianza en la persona, y en los demás. Los niños sobreprotegidos crecen sintiendo que “solos no pueden” y que “el mundo es un lugar inseguro”, del cual se tienen que proteger. Sus padres y sin darse cuenta trasmiten el mensaje de que “sin ellos, no pueden” cuidarse o sobrevivir, disminuyendo el autoestima de los hijos. En la edad adulta identificamos personas que sin importar cuántos años tengan, no saben cuidarse a ellas mismas. Dependen de otros y colocan en otros su bienestar, tal como ocurre en la codependencia. Y hablar de dependencia implica carecer de libertad, o tener una libertad condicionada a una sustancia, como ocurre en las adicciones, o a otra persona como en la codependencia. Y valdría también preguntarse si como sociedad no alimentamos esta sobreprotección y dependencia. Dejando crecer – La mayoría de las veces la sobreprotección ocurre cuando los temores e inseguridad de los papás se transmiten a los hijos. Es importante que como padre manejes tus miedos, de ser necesario con ayuda psicoterapéutica. – Deja que tus hijos se equivoquen, querer protegerlos de que cometan errores contribuye a la inmadurez. Recuerda que el crecimiento proviene de aprender sobre las equivocaciones. Querer evitar que esto ocurra es más dañino. – Fomenta la autonomía: Desde corta edad puedes fomentar en tu hijo el que empiece a hacer cosas por el mismo, desde vestirse sólo, hasta pedir su comida en un restaurante, en la medida que él empiece a necesitar menos de ti, implicará que está creciendo. – Educa las emociones: Muchas de las dependencias tienen como origen un mal manejo emocional, promueve en tu hogar un espacio para expresar las emociones sin invalidarlas. – Enseña hábitos de autocuidado y responsabilidad: Evita que por protegerlo asumas responsabilidades que no te corresponden, esto en las tareas del hogar y en sus obligaciones escolares. Esta son algunas de las estrategias que de forma general se pueden fomentar desde la infancia, para facilitar un crecimiento y madurez en la persona, te invitamos a ponerlas en práctica y seguir informándote con nosotros. Psic. Nadia Pamela García García Especialista en Adicciones, por el Centro de Estudios Superiores Monte Fénix Articulo para blog