Todos los días, sentimos emociones a veces de mayor o menor intensidad, pero las sentimos. ¿Puedes identificarlas en ti? ¿Sabes cómo responde tu cuerpo cuando estás enojado o feliz? ¿Qué te hace sentir tristeza? Responder a estas preguntas es tan sólo una parte de lo que implica un buen manejo emocional. El error más común que tenemos es pensar, que manejar las emociones es algo que hacemos de forma natural; cuando en realidad es algo que podemos aprender y por lo tanto enseñar. Mayer y Salovey, especialistas en inteligencia emocional, la describen como: “La habilidad para manejar los sentimientos y emociones propios y de los demás, de discriminar entre ellos y de utilizar esta información para guiar el pensamiento y la acción de uno mismo y de los demás». Y desde la infancia se puede promover esta habilidad, ¿cómo hacerlo? La principal fuente de aprendizaje de los niños, son sus padres. Esto implica que como papá, eres modelo para tus hijos. Habla naturalmente de las emociones Puedes empezar contigo y en la familia hablando de las emociones como algo natural, es decir, que mamá pueda decir: “Ahora no, estoy enojada” o “parece que tu hermano está triste”. Valida las emociones Por otro lado, es importante que no invalides las emociones de tus hijos. Recuerda que las emociones no son buenas ni malas, al contrario, todas tienen una función si sabemos manejarlas. Evita comentarios como “No llores…no es para tanto”, “El que se enoja pierde” o “Los niños buenos no sienten envidia”. Puedes validar tu emoción y las de los demás diciendo: “No tendrías que sentir algo diferente”, “Cualquier persona en tu lugar sentiría lo mismo”; y a veces la mejor forma para validarle es escuchando, estando presente con un abrazo o muestra de cariño. Reconócelas en tu cuerpo Otra estrategia es reconocer las señales de tu cuerpo, recuerda que él habla, y todas las emociones tienen una respuesta corporal. Si podemos identificar las sensaciones de nuestro cuerpo, podemos nombrar la emoción que sentimos. Para los niños una buena técnica es el dibujo, puedes pedirle que si no sabe lo que siente, lo dibuje, incluso en una figura humana para ver en qué parte del cuerpo se localiza. ¡Midiendo la emoción! También es de utilidad medir la emoción de forma sencilla, por ejemplo en una escala del 1 al 10, y cuando se acerca a niveles altos poder manejarla, ya que si no se hace “la emoción nos controla” y respondemos lastimando a los demás o a nosotros mismos. ¡No importa qué edad tengas! Siempre es posible mejorar la forma en que manejamos nuestras emociones y tener la oportunidad para convertirnos en modelos saludables para los demás, te invitamos a seguir informándote con nosotros y enterarte próximamente de más maneras para saber manejar tus emociones.