Todo lo contrario. De acuerdo con un estudio de la Universidad de Texas, al beber alcohol estimulas áreas del cerebro implicadas en el aprendizaje y la memoria. Cuando tomamos, se estimula el sistema de dopamina que le dice a nuestro cerebro que lo que está haciendo en ese momento es gratificante, que debe ser recordado y repetido, de ahí que la adicción se genere. ¿Lo sabías?