Como todas las drogas, el éxtasis por sus efectos engaña y altera la percepción del cerebro y el organismo sobre sus sensaciones.

El éxtasis o las “tachas”, como se conocen popularmente, son consumidas generalmente en fiestas y conciertos, y encubren las señales de alarma que da el cuerpo. Como resultado, después de tomar la droga, una persona se arriesga más allá de sus limitaciones físicas.

Por ejemplo, si está bajo el efecto del éxtasis puede no darse cuenta que ha subido demasiado su temperatura y desmayarse o incluso morir de hipertermia.