Se ha identificado que por lo general dentro de las familias con adicción, hay un miembro que pareciera no existe o que difícilmente da problemas.

Éste elige no comunicar sus opiniones, ni pensamientos; puede que la familia esté en crisis, pero él o ella prefieren “no hacer olas”, y aislarse del mismo.
Aunque en apariencia pareciera que nada les afecta, en realidad viven con soledad y con una gran necesidad de afecto.