Los alcohólicos somos por naturaleza grandes egocéntricos. Nos pavoneamos haciendo trabajo de AA, y a veces, cuando somos recompensados con cierto grado de éxito, empezamos a hincharnos como palomas buchonas, olvidando que, solos, somos incapaces de hacer nada. Todavía estamos a sólo un trago de distancia de una borrachera.
Somos lo que somos sólo por la gracia de Dios. Logramos lo poco que hacemos debido a un poder superior a nosotros. ¿Cómo puede uno ayudar a alguien por sí solo? Nunca pudimos, por nosotros mismos, ayudar a nuestras personas.