La vergüenza es una emoción natural que sentimos cuando nos equivocamos o cometemos algún error. Sin embargo, en las adicciones la vergüenza convierte a la persona en un «hacer humano» en lugar de un «ser humano». Ya que por lo general mide su valor desde el exterior o desde lo que hace, y pocas veces desde el interior o desde lo que “es”.
La vergüenza llamada tóxica se alimenta de la adicción y genera más vergüenza. Sólo siendo conscientes de ello y pidiendo ayuda es que una persona con adicción comienza el proceso de darse valor como ser humano y evita recurrir al alcohol y/o drogas.