En las primeras ocasiones que se consume éxtasis, sus efectos provocan pérdida del apetito y euforia, así como alteraciones en la capacidad para concentrarse y conciliar el sueño. Sin embargo cuando pasan los efectos, se entra en un estado anímico opuesto al inicial, la persona empieza a sentirse desanimada, triste y en ocasiones con ansiedad y temor.