Un estudio publicado en la revista Nature Neuroscience, realizado por neurocientíficos de la Universidad de Burdeos ha encontrado que el THC (compuesto de la marihuana) se ajusta a los receptores del bulbo olfatorio en el cerebro, aumentando significativamente la capacidad para oler la comida. Esto se relaciona con el deseo de comer tras consumir marihuana, ya que el efecto de ésta en el cerebro produce que los alimentos se puedan oler y saborear con más intensidad.