En estudios realizados por el NIDA, National Institute on Drug Abuse, de Estados Unidos por sus siglas en inglés, se ha demostrado que las variantes genéticas asociadas con el metabolismo de la nicotina influyen en cómo las personas fuman. Una persona que metaboliza más lento el cigarro, tiene mayor probabilidad de dejar de fumar al necesitar menos cantidad de nicotina; y esto está en función de características genéticas.