Todas las drogas presentan una doble cara. Primero aparecen con una cara atractiva, agradable que ofrece placer sin consecuencias aparentes. Posteriormente, esa cara desaparece. Rápidamente las drogas empiezan a mostrarse tal como son: dolor, problemas e infelicidad.

En esta dualidad que las drogas presentan reside parte de la potencial dificultad para evitar que nuevas personas las consuman y abusen de ellas. Si desde el principio, la cara que apareciera fuera la negativa, el atractivo que rodea a las drogas desaparecería.
Por eso es importante enseñar que las drogas presentan ambas caras, la primera de ellas es pasajera; la segunda, las consecuencias del consumo son daños que perduran o tardan tiempo en recuperarse.