Cuando vivimos con autoconmiseración justificamos nuestro comportamiento irracional sintiéndonos víctima de las demás personas y de las circunstancias. Bajo el escudo de “no hacer daño” o “no generar problemas”, se esconde gran temor a la soledad, emociones encontradas, y una necesidad por ocultar los sentimientos de culpa y vergüenza. Las actitudes como el control y la manipulación también se manifiestan. Para liberarse de la autoconmiseración es necesario trabajar los sentimientos y temores, empezar a ser responsable del propio bienestar, sin culpar al exterior.