La negación puede ser una protección momentánea al dolor que representa ver la realidad. Negar u ocultar las emociones consumiendo drogas y/o alcohol; rechazar que somos vulnerables a desarrollar una dependencia, en realidad sólo posterga enfrentar el dolor y tarde o temprano éste tendrá que ser visto, en ocasiones con mayor sufrimiento. ¿Por qué no mejor elegir unos ojos que vean, un corazón que sienta y aprenda a manejar la realidad?