Cuando hablamos de orgullo, hablamos de la falta de actitud en las personas para mostrarse vulnerables y la negación de pedir ayuda. En las adicciones, tanto los familiares como la propia persona con dependencia, pueden elegir no hablar de su problema o no solicitar apoyo por la falsa creencia de que “ellos pueden resolverlo” o “nadie podrá entenderlos”. La realidad es que otras personas han enfrentado situaciones similares, pero haciendo a un lado su orgullo y teniendo la disposición, logran recuperarse. ¡Pedir ayuda a tiempo puede ahorrar mucho sufrimiento, recuerda que las adicciones sí tienen solución!