Muchos padres durante la adolescencia e incluso desde que sus hijos son niños, premian con dinero o permisos, obligaciones que por sí mismas no deberían ser recompensadas.

Es responsabilidad de un hijo mantener su cuarto ordenado, cuidar su uniforme y útiles escolares, cumplir con horarios, respetar a sus padres y hermanos, etc. Enséñale con amor que cumplir con sus tareas tanto en el hogar como en la escuela, son obligaciones que lo benefician a él, y que por lo tanto no deben ser premiadas, a menos que impliquen un mayor esfuerzo y dedicación.