Dentro de la recuperación de las personas con adicción y de sus familiares, se aprende que gran parte del éxito en dicho proceso, consiste en quitarse la sensación de ser víctima, y reconocer que cada uno es responsable tanto de su bienestar como de su malestar. Cuando vivimos todo el tiempo, sintiéndonos víctimas, nos justificamos para sufrir, culpamos a los demás y podemos quedarnos “cómodamente” sin hacer nada. Se necesitar valor para asumir que yo soy responsable de mi felicidad, y que ni las personas, ni las circunstancias externas pueden generar aquello que yo mismo no alimente en mí. Quitarse lo “víctima” para vivir desde la responsabilidad y por lo tanto, desde la libertad.