“Hay un tiempo para cada cosa y un momento para hacerla”. Eclesiastés

 

¿Qué es la responsabilidad?

En sus raíces la palabra responsabilidad significa la “habilidad” para “responder” a nuestras necesidades y en cierto sentido, a las necesidades de quienes nos rodean.

Sin embargo a veces confundimos la palabra responder con reaccionar, la primera significa un compromiso de brindar una actitud con respeto hacia uno mismo y el otro. Cuando únicamente reaccionamos, no hay un pacto real por satisfacer una necesidad, y diríamos de forma general que no se ejerce la habilidad de responder. Tal vez, cuando hablamos de reaccionar sería como un “cumplir por cumplir”.

Por otro lado esto no implica que seamos responsables de todo y todos, aunque esta actitud se pueda generar por la convivencia con una persona con adicción.

 

¿Para qué responder?

Sencillo, en la medida que somos capaces de cumplir con nuestras responsabilidades, nuestra autoestima y sensación de capacidad aumentan. Al mejorar la relación con nosotros mismos, progresa la relación con los demás.

El error que a veces podemos pensar que la responsabilidad es cumplirle al otro, ya sea jefe, maestro o papás. Sin embargo implica responderme o cumplirme a mí mismo.

 

¿De qué soy responsable?

Tal vez nunca nos hayamos planteado hacer una lista de nuestras responsabilidades, hacerla nos da una visión sobre cuáles son las más importantes para poder satisfacerlas.

De forma general diríamos que la responsabilidad está dividida en dos grandes grupos:

 

Responsabilidad contigo mismo

Eres responsable de tu autocuidado. Esto implica cuidar de tu salud física (alimentación, descanso, ejercicio) y emocional (emociones, pensamientos, aprender).

 

Responsabilidad con los demás

Soy responsable de mis acciones con los demás. Si alguien depende de mí como un hijo soy responsable de proveerle las condiciones necesarias para su desarrollo. Si formo parte de una comunidad laboral, soy consciente de colaborar para el bienestar común, de la misma manera en que constituyo una sociedad.

Por último es importante mencionar que cuando no cubrimos la primera de ellas, difícilmente podremos cumplir con las del segundo grupo. Y parte de la responsabilidad con uno mismo es pedir ayuda cuando solos no podemos hacerlo.

Cuando reconocemos nuestras responsabilidades tenemos la libertad de potencializar nuestras habilidades. Además de contribuir a generar actitudes de madurez, esto comprende no culpar a los demás por nuestras acciones. Si no abrazarnos como personas que por su amor propio contribuyen al bienestar de los demás.