Existen estudios que comprueban que el alcohol libera endorfinas o “sustancias analgésicas” en el cerebro, las cuales permiten mejorar la eficacia de los fármacos como la naltrexona, la cual bloquea los efectos de dicha hormona y es utilizada para tratar el síndrome de abstinencia de alcohol, esto aunado al tratamiento psicológico de la enfermedad.