El humo ambiental, es decir, la inhalación pasiva del humo del tabaco que fuman otras personas, es una fuente importante de exposición a una gran cantidad de sustancias que se sabe son peligrosas para la salud, particularmente la de los niños.

De acuerdo al National Institute on Drug Abuse de Estados Unidos (NIDA, por sus siglas en inglés), el humo ambiental incrementa el riesgo de desarrollar enfermedades del corazón y cáncer de los pulmones, en un 25 a 30 por ciento y en un 20 a 30 por ciento, respectivamente, en las personas que jamás han fumado.