Un sentimiento de no “encajar”, de sentir que a pesar de que, aparentemente no hay nada malo en uno mismo, puede sentirse ajeno, diferente o “raro” entre los demás. Este sentimiento es descrito por muchas de las personas con adicción, narran que crecieron sintiéndose “raros” sin entender muy bien el por qué, la respuesta la mayoría de las veces se encuentra en su pasado, o en su infancia con historias familiares complicadas, o con situaciones traumáticas que fueron bloqueadas, muchas veces la adicción, es resultado de las mismas. En la rehabilitación este sentimiento disminuye al encontrar otras personas que sienten lo mismo, y que hoy encuentran un espacio de aceptación y comprensión, en especial por medio de los grupos de ayuda mutua.