El suicidio puede ser una consecuencia de la violencia interpersonal. Existe una estrecha relación entre el consumo de alcohol y el suicidio o el intento de éste, sobre todo entre las personas que beben mucho.

En este grupo, el riesgo de conductas suicidas aumenta si están presentes otros problemas de salud mental, como la depresión. Aproximadamente el 7% de las personas dependientes del alcohol se quitan la vida. Las tasas de suicidio aumentan con el consumo por habitante en las que se bebe alcohol en grandes cantidades.
Es probable que las intervenciones eficaces que limiten el consumo de alcohol en grandes cantidades reduzcan por lo tanto las agresiones y los suicidios.