Muchas veces podemos juzgar a nuestros padres sobre lo que hicieron o no en el pasado con nosotros. En el transcurso del tiempo y con una actitud de reflexión, podemos darnos cuenta de que en la infancia recibimos de ellos lo mejor que pudieron ofrecernos.

Si no nos dieron lo que desde nuestra perspectiva necesitábamos se debe seguramente a que no tenían los recursos y la educación suficiente, pero no a que no nos amaran. Aceptar esto nos lleva a relacionarnos con mayor amor y agradecimiento hacia ellos. Tú ¿qué opinas?