Conforme vamos creciendo aprendemos que no debemos ser egoístas, que debemos compartir lo que somos y tenemos al formar parte de un grupo, aunque esto implique sacrificios.

Sin embargo si lo hacemos en exceso podemos convertirnos en seres complacientes a los que se les dificulta decir NO, perdiendo individualidad, como ocurre en la codependencia. Esto por lo general es producto de una baja autoestima y necesidad de ser aceptados, y pueden ser sanadas a través de un apoyo emocional; ya que como personas es fundamental reconocernos como individuos, que comparten con los demás pero que también cuidan de sí mismos.